Como sabemos, durante la revolución industrial trabajaban muchos más hombres que mujeres, y estas eran relegadas a tareas de casa o a cuidar a los niños, y las que trabajaban tenían desventajas sobre los hombres, como por ejemplo, salarios más bajos. Pero esto cambió cuando dio comienzo la Primera Guerra Mundial, ya que al estar los hombres combatiendo, las mujeres debían trabajar en fábricas por la demanda que había en estas.
Este cambio se puede apreciar por ejemplo en el sector bancario: antes de la guerra trabajaban unas 9.500, y cuando empezó, la cifra creció a 64.000.
Además, realizaban trabajos que en la época no se veía normales en mujeres, como constructoras de camiones o trabajando en la industria armamentística.
Pero aún con estos cambios, seguían habiendo mentes cerradas; los hombres que aún seguían en las fábricas se negaban rotundamente a que las mujeres también trabajasen allí.
Las mujeres por desgracia seguían teniendo salarios más bajos, pero el gobierno francés fue de los primeros en establecer un salario mínimo en el año 1915, siendo este cambio para las mujeres de la industria textil, y en 1917 se establece un decreto por el cual las mujeres y hombres ganasen el mismo sueldo.
Pero tras la guerra aunque hubiese intervenido el gobierno, seguía habiendo una gran desigualdad de sueldos, y el trabajo de las mujeres se veía como algo temporal, ya mismo volverían a ser sustituidas por los hombres.
Y hasta aquí la entrada, espero que os haya gustado y sobre todo hayáis aprendido. Hasta la próxima.
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